Tras la marea de gaviotas en las últimas elecciones municipales y autonómicas me he decidido a dar un paso al frente y crear un blog donde política y cultura se vayan alternando, sin una periodicidad determinada. Ambas para combatir el neoliberalismo que nos invade desde hace varios años y que hoy campea triunfante por todos (o casi todos) los puntos de España. La política, porque es necesario combatirlo con sus propias armas. La cultura, porque les resulta tan ajena a estos del tintorro-party que es la mejor arma para vencer su único objetivo: obtener el poder y obtener ganancias, convirtiéndo "poder" y "ganancias" en sinónimos. Si a eso le añadimos el retorno al nacional-catolicismo, que supuso una rémora indudable para el desarrollo de la ciencia y la cultura durante cuarenta años (léase bien: 40), está claro que hay dar un paso al frente o exiliarse. Y exiliarme, la verdad, me da pereza a estas alturas de la vida.
Hoy los indignados nos están dando una lección de lo que es querer cambiar las cosas. Que se puedan cambiar o no es otro tema. Pero creo que ya va siendo hora de que alcemos la voz y nos rebelemos contra una democracia endogámica que no representa ya la voluntad popular, como demuestra el creciente porcentaje de la abstención y del voto nulo (o blanco). Poner en tela de juicio la representatividad de nuestros políticos ("Quien diga representar a alguien llámesele impostor", escribió Cioran) es no solo constatar una evidencia, sino un ejercicio de responsabilidad social, para intentar alcanzar una democracia verdadera y representativa.
Por ello, salgo a la web sin más pretensión que reflexionar en voz alta, uniendo mi voz a quienes también la están alzando. Que los hados (binarios o no) me sean propicios.